Relaciones con Haití

Los conflictos sobre este tema nunca tendrán fin, a menos que alguien se atreva a sugerir una solución radical, definitiva y sea aceptada por todos. 

La parte difícil es que el consenso no habrá de lograrse, mientras  existan grupos polarizados que jamás se pondrán de acuerdo, porque obedecen a fuerzas claroscuras que manejan capitales y fomentan los desacuerdos para sacar jugosas ventajas económicas.

 Esos grupos deben renunciar a sus convicciones actuales  y acatar una fórmula tendente a razonar con madurez que no es posible partir en dos la isla para impedir migraciones no deseadas o no autorizadas por los canales oficiales de ambos países. 

Pocos dominan las cifras de cuantos haitianos hay en República Dominicana ni cuantos dominicanos viven en Haití de manera ilegal. Si se hace un estudio serio sobre el tema, se llegará a la conclusión de que en Haití hay dominicanos que ejercen profesiones tales como mecánicos, estilistas, vendedores, pintores de autos, trabajadores sexuales y muchas más. 

En República Dominicana, si se mide el crecimiento del sector construcción en función de la intervención de la mano de obra haitiana, se llegará a la conclusión que ésta incide en más de un 80%. Consideraciones del mismo tenor y efecto son aplicables a otros sectores, principalmente al agrícola. 

Antes del 22 de julio de 1795, cuando se suscribió el tratado de Basilea, las cosas eran diferentes, pero todos sabemos que la cesión se produjo por intereses de indole diversas, incluyendo de tipo personal, como lo cita este reportaje aparecido en la web: "....En su virtud, España logró la devolución de todo el territorio ocupado por los franceses al sur de los Pirineos pero tuvo que ceder a Francia, a cambio, su parte de la isla de Santo Domingo en el mar Caribe, aunque conservó la Louisiana, también reclamada por los franceses. En una cláusula secreta se resolvió otro tema controvertido: la liberación de la hermana del delfín fallecido e hija de Luis XVI, que sería entregada al emperador de Austria. En otro artículo secreto se estipulaba:[2]
Por cinco años consecutivos desde la ratificación del presente tratado la república francesa podrá hacer extraer de España yeguas y caballos padres de Andalucía, y ovejas y carneros de ganado merino, en número de cincuenta caballos padres, ciento cincuenta yeguas, mil ovejas y cien carneros por año..."

Esa operación, a través del tiempo, ha tenido un peso enorme sobre la economía de la isla, aparte del posterior dominio haitiano sobre la parte oriental , hasta la proclamación de la Republica Dominicana y las guerras de independencia, que no resolvieron del todo el problema, sino que fueron un gesto de patriotismo sin poder lograr otra ventaja que no fuera el justificado gran orgullo de ser independientes. 

Las migraciones empezaron sin nadie impedirlo. Cada grupo de haitianos traído al país de manera irregular obedece a necesidades perentorias de la Republica Dominicana para lograr objetivos de producción, como el corte de la caña de azúcar y últimamente la recogida de café, cacao y la construcción, entre otras cosas.  

El libro que publica José I. Cuello en 1985, titulado Documentos del conflicto dominico-haitiano de 1937, que bien pudiera ser reeditado hoy en  día, trae consigo las " justificaciones" de ese conflicto, las cuales, si analizamos sin pasiones no dejan de estar vigentes, principalmente, las que se refieren al éxodo rural de los proletarios haitianos hacia tierra dominicana a consecuencia de la presión demográfica y la falta de oportunidades de subsistencia. 


La voluntad de todos es y debe ser el factor preponderante para lograr una sana solución al problema y una fórmula políticamente aceptable seria la unión de los dos estados bajo la dependencia de un gobierno federativo. 

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