¡Si!...depende.

Después de haber "entregado" toda su descendencia y haber muerto la mujer que siempre quiso tener, don Gabino Bigote, un dominicano que con mucha dificultad se ha ido acostumbrando a vivir sin compañía en un apartamento del piso 18 de un edificio ubicado en la parte alta de Manhattan, NY, vino a Santo Domingo para estar presente en lo que él define como un "festival de emociones" que se celebra cada cuatro años y a recordar con "su gente del barrio", donde vivió desde que vino desde su pueblo natal  en los años 70 del siglo pasado , y donde juntó el dinero "chele a chele" para irse en una yola a Puerto Rico, haciendo malas noches en un negocio que se dedicaba a la venta de frituras de tripas de cerdo, buches, bofes, orejas, rabos, pajarillas, asaduras, hocicos y entresijos con yuca sancochada o batatas fritas, según la preferencia de los comensales. 

Eso que él llama  "festival de emociones" pone al viejo Gabino en su salsa y a hacer anécdotas de lo que ocurre en los Estados Unidos en tiempos de elecciones. 

-Allá las cosas son muy organizadas y hasta se vota por correo  usando el "asentí bou", nadie bebe ni hace fiesta como aquí, donde uno empieza a tirar frías desde el día anterior y a jugar dominó donde quiera que se junten cuatro personas y haya dinero con qué pagar la primera cerveza. El resto viene por arte de magia. 

-Allá han convencido al pueblo de que se trata de un deber ciudadano que no se puede dejar de ejercer y los candidatos le piden dinero a sus simpatizantes  para los gastos de campaña.  

-Los  candidatos contrarios se juntan en público a hacer debates por televisión y quien no lo hace, ni siquiera lo  toman en cuenta. 

Don Gabino ha encontrado cosas que nunca había visto unos 25 o 30 años atrás y eso lo define él como "una vaina rara que confunde": Propaganda roja promoviendo a los que eran enemigos de Balaguer,  una verja blanca mandando a votar por los morados y muchas rarezas más. ¡Eso es un lío que no hay quien lo entienda! Gente que se promueve con apodos como "el chulo", "la mami" o "la popi". 



 Así son las cosas hoy en día, según narra Don Gabino mientras comparte en la barra de Vitalia la Gorda, una madura señora  de cabellos maltratados por efecto de decoloraciones y entintados multiples, senos abultados como boyas que flotan en el mar, pantalones jean recortados por la rodilla, blusa de franela con un letrero en la espalda que dice "Crema Perlina", chancleta de caucho tipo "samurai" y con una pasión enorme por el juego de números de lotería, por beberse un par de cervezas "de las grandotas" de una sola sentada y fumándose media caja de los cigarrillos nacionales, mientras escucha la última hachata que le trajo un vendedor ambulante de discos compactos pirateados. 
 - Yo compré un pasaje y lo fui pagando poco a poco para estar aquí y no perderme ningún detalle del festival, comentaba don Gabino mientras le llenaba un vaso "fon" con cerveza "ceniza" a su cuñado Mon el Chulo, quien le acompañaba y abría los ojos en señal de asombro por la rapidez con que se estaban consumiendo entre humo y espumas las narraciones del visitante. 

Habían "bajado" cinco "jumbo" y la sexta estaba por mitad, cuando notaron que Vitalia también se servía en una jarra con un letrero de "Luis El Gallo" y empezaba a decir cosas propias del ambiente electoral dominicano. 

-En este barrio y en los campos de este país nadie vota sino es por algo. ¿Tú sabes? A Nenita le dieron 25 hojas de zinc y a Casimira le pusieron el piso de la casita de cemento y le engancharon el hijo a la guardia. Ahora están asfaltando casi todos los caminos y siguen con el estilo del clan de Balaguer repartiendo fundas de comida.  Y eso no es todo, Bertico el hijo de Papolo consiguió una yipeta nuevecita y ya le ha cambiado la pintura tres veces y cada vez la ha pagado un candidato diferente. 

- Ahh pero esto es un relajo mayor replicó don Gabino mientras pedía unas rueditas de salami y una cuarta de queso amarillo picado en cuadritos con un limón agrio, servilletas, palillos y dos platos plásticos. 

-Así es la cosa Don Gabino. Dijo Mon el Chulo, abriendo la boca por primera vez desde que se sentó en la barra de Vitalia. 
-Usted no ha dicho por quien vino a votar después de haberse gastado tanto dinero en pasajes y en todas las cosas que usted trajo para los muchachos... 

La respuesta no se hizo esperar. Don Gabino levantó la vista y miró fijamente a Mon como para darle un mensaje tipo sentencia. ¡Todavía no lo he pensado! Pero a eso fue que vine. Todo depende....


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