Jarabe para la memoria

Don Manolo, un simpático emigrante del noroeste de la península ibérica, dedicó toda su juventud a forjar metales para la elaboración de elementos decorativos de esos que son  colocados como parte del herramental para las rejas para proteger edificaciones. 

Al entrar en conversación con su mujer, a quien cariñosamente llamaba con el mote de Beba o Bebita, según estuviera el humor del gallego, una noche le dijo con mucho empeño que le consiguiera con urgencia un jarabe que había comprado para mejorar la memoria.

 La respuesta de doña Beba fue contundente porque, según su parecer, Manolo no había llevado a su casa ningún tipo de medicamento para semejante tratamiento, ni mucho menos, lo había usado en ocasiones anteriores. 

- Si..Beba, te juro que lo traje hace más de una semana, estaba en un bulto plástico de la farmacia de Doña Bertha y me costó mil pesos. 

- Nunca he visto cosa igual, tú compras un jarabe para la memoria y juras haberlo traído a casa, mientras yo, quien siempre guarda las cosas que tú traes, no lo recuerda. ¡Quien realmente lo necesita soy yo, entonces! 

- Bueno si, pero yo lo compré porque aquí están ocurriendo cosas que se nos están olvidando muy pronto o quizás le quiten la importancia que tienen para que uno no las recuerde. 

-Imagínate, la gente se olvidó del discurso de toma de posesión del presidente, donde dijo cosas que aún no las hemos visto. 

-Los actos de corrupción no encuentran ningún obstáculo para que sigan ocurriendo y cuando el ministerio publico intenta actuar, le dictan un no ha lugar y archivan los expedientes para que uno se olvide de ellos.

-Ya nadie habla de la torre Atiemar ni de los pilotos franceses.

-Los circuitos eléctricos de 24 horas dejaron de funcionar y nadie los menciona.

-Los precios de los combustibles siguen por las nubes aun cuando el costo de un barril de petróleo está por debajo de los USD38. 

Son muchas las cosas que se nos están olvidando, incluso algunas que debo seguir escribiendo para alargar este artículo, pero la gente quizás ayude a refrescar todo lo que se ha marchitado en el desierto del olvido, por falta de irrigación a base de tenerlas presentes sin que nos la borren con estrategias para inducir al olvido, tales como, estipendios a comunicadores sociales y otros ingredientes mas, unos delicados y otros muy indelicados. 


Mientras don Manolo seguía con su discurso sobre la falta del medicamento que había comprado en la farmacia de doña Bertha, escuchó la voz de su Beba decir:

- Manolo aquí tengo en mis manos una bolsa con etiqueta de la farmacia y, para mi sorpresa, no contiene ningún medicamento para tomar, pero parece que es producto de alguna confusión al comprarlo. 

- Echame la bolsa para acá y déjame ver de que se trata.

Cuando vio su contenido, recordó inmediatamente lo ocurrido en la farmacia. Al pagar con un billete de 2000, la cajera le hizo entrega del vuelto y Don Manolo le dijo que tomara 1000 pesos del cambio para que le despachara un jarabe para la memoria.

La cajera le dijo en voz alta a una asistente que le trajera un jarabe para la memoria a don Manolo y ésta, cumpliendo su mandato, colocó en una funda este libro y le hizo su entrega al Gallego, quien se fue feliz a casa. 




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