Empezando

Nunca es tarde para hacerlo

Cuando iniciamos una actividad y sentimos que estamos viviendo algo innovador, útil, sencillo, pero no por eso intrascendente, entonces sentimos un placer inmenso de esos que uno no encuentra palabras para definirlo. 

Quizás algo como esas cosas que nos traían los reyes magos en nuestra etapa de pre pubertad cuando asomaba el vello y sentíamos ansias inmensas de que creciera, contrario a lo que ocurre hoy en día después de los grandes inventos logrados por personeros al servicio de los industriales de la depilación, quienes se han esmerado en hacerle creer al mundo, que las zonas púbicas deben estar libres de toda influencia que pueda alojar gérmenes nocivos a la salud, pero es una aseveración, cuyo rigor científico muchos han puesto en duda y no se ha analizado el efecto irritante de la navaja. 

El placer de tener algo novedoso al alcance de nuestras manos no es difícil de describir, pero es muy ardua la labor que hay que desarrollar para que sea aprovechado por las mayorías, salvo que se ponga en evidencia su utilidad y sencillez.   Todo es cuestión de lanzarse sin miedo y hacer lo que se tiene que hacer, nos guste o no, porque siempre estará dentro de lo posible que cada experiencia pueda ser la ultima aventura de una vida, lo que quiere decir, que si no aprendes nada nuevo cada día, podría concluir tu existencia en este mundo en que vivimos sin haber aportado nada a tus congéneres e ignorándolo todo.

Muchos ejemplos son válidos para lograr convencer a la gente sobre la utilidad de una innovación, pero el mejor es, sin dudas alguna, que una persona relevante ante a sociedad, haga uso de las facilidades de la novedad frente al público y sirva de guía. Luego de que vimos al Presidente de la República comiendo mangú de cepa de apio se ha notado un incremento de precio en los supermercados de la capital, fundamentalmente por exceso de demanda.

Las innovaciones tecnológicas se venden solas porque ya el mundo aprendió que su tendencia es hacerle la vida fácil a la gente, pero cambiar los hábitos alimenticios es una tarea que cumplirá su misión siempre que haya ayuda de parte de los organismos del Estado de manera constante, ininterrumpida, con estrategias sagaces que sean válidas y que no se interpreten como simple propaganda orientada a la venta de tal o cual producto.

En nuestro país existen miles de tareas de tierra sin cultivo, llenas de cambrón, bayahonda, maguey e incontables variedades de cactus que nadie conoce nada acerca de su uso. Sin embargo, los mexicanos han aprovechado ese tipo de cultivo y han sacado del mismo una de las mas exquisitas bebidas del mundo, cuya demanda está garantizada y es una marca país.

La producción de alimentos, bebidas y medicinas a partir de una gran cantidad de cactus como la tuna (nopal en Mexico o aquitiria en muchas regiones dominicanas), está suficientemente demostrada.



Somos aficionados a usar los cactus como decoración en nuestros hogares, calles y establecimientos comerciales, pero raramente recurrimos a su uso como alimento y nos damos el lujo de pagar 50 pesos por una penca de sábila (aloe vera) en un supermercado o 50 por una espinosa hoja de tuna para un "remedio casero", muchas veces vinculado a la belleza femenina y de ahí no pasa.    

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