La rendición de cuentas del Presidente Medina

No cabe dudas de que el discurso pronunciado por el Lic. Danilo Medina Sánchez el 27 de febrero de 2018, ante la Asamblea Nacional, es el mejor elaborado para ocasiones como éstas durante su gestión, en la cual se persigue, decir mucho con pretensiones de hacer prevalecer una verdad con matices carnavalescos, basada en hechos comprobables, pero no auténticos en toda la extensión de la palabra.

Los ejemplos de lo que usted está leyendo en estos momentos, están en cada párrafo de la alocución mejor elaborada por un equipo técnico para dar soporte en estos menesteres del mandatario.  Son sinceras estas expresiones, aunque para algunos tengan semejanza con una crítica mordaz. 

Como el "Sinembargo" o Sin embargo" nunca falta en la valoración de las cosas, vale la pena recalcar que pudo haberse dedicado una parte del discurso para hacer un "mea culpa" o "autocrítica" si se pretendió que las cosas dichas fueran mejor asimiladas por todos. 

En los calientes momentos de los fogosos líderes de la UASD, que como Danilo Medina, practicaban ese mecanismo de reconocimiento público y forzoso de los errores o desviaciones con respecto a la línea oficialmente concebida, los resultados eran estupendamente valorados por todos y considerados como punto de partida para la enmienda. 

La autocrítica no es una práctica de ateos y revolucionarios como Carlos Marx, quien la puso en práctica como norma, sino también de religiosos católicos y protestantes, quienes la impusieron desde mucho tiempo atrás  con la famosa oración del Yo Pecador, que dice lo siguiente:

"Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén."