Domingo por la Mañana (II)

Si la decisión es hacer algo que simplemente invite la atención de lectores curiosos, esta publicación no tiene sentido, pero, si llega a las autoridades nacionales que pueden regular algunas cosas y a las internacionales que de algún modo meten sus narices en el polvo quisqueyano, entonces algo es algo. 

Las calles de Santo Domingo, aparte de ser un desastre en materia de tránsito vehicular, también son un mercado de vendedores sin control de ningún tipo. De igual manera se desenvuelven los pedigüeños, tanto nativos como extranjeros, quienes hasta impiden que les tomen fotos: 



Estas escenas así lo demuestran.


Hay etapas en la historia de pueblos que tienen muchas semejanzas. Por ejemplo, la situación política y social de la España del Siglo XVII, bajo los reinados de Felipe III, IV y Carlos II, sufrió las consecuencias de una política fiscal desencadenada, luego de haber estado el país en una bancarrota, como resultado de la emigración del campo a la ciudad, trayendo como consecuencia una considerable baja en la producción agrícola y el surgimiento de una clase urbana llena de personas en condiciones paupérrimas, delincuentes, mendigos, enajenados mentales, etc., que posteriormente llegaron a ser unos vagos empedernidos  que generó la  desaparición  del liderazgo.

Si a eso agregamos que la corte estaba repleta de botellas, bufones e intrigantes cortesanos que vivían del lleva y trae, se explica porqué España perdió su auge económico y su expansión al mundo como nación que había logrado una serie de conquistas para su beneficio económico. 

Desde hace muchos años, la República Dominicana ha estado en un declive hacia un abismo, cuya pendiente tiene algunos altibajos, pero en sentido general se observa que lo que puede significar progreso en una etapa, luego se convierte en pobreza. Ls razón es simple: Los gobernantes que se han alternado en el poder no dejan de ser unos tolerantes de las prácticas malsanas por pura demagogia. 


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